LECTURA BIBLICA
Somos cristianos en una cultura que no lee, no cree y es orgullosa. Es el gran desafío del trato con el pecador. Amarlo, instarlo, animarlo y provocarlo a venir a Dios, a la experiencia de un encuentro personal con Jesucristo. Inicié hace pocos días mi plan intensivo de lectura bíblica, en tres meses deberé haber leído toda la Biblia. Y es impresionante como mi cabeza está saturada con el delicioso trajín de guardar en mi corazón la dulce Palabra del Señor. La concentración exige tiempo y sacrificios, como el dolor de cabeza, el ardor de los ojos y la abstinencia de los distractores modernos. Pese a ello, gracias a la habilidad de lectura rápida y comprensión lectora, voy a buen ritmo. Adelantando inclusive la lectura de los capítulos correspondientes a este fin de semana. Este esfuerzo mental no le gusta a mi naturaleza pecadora, pues la estoy matando de hambre. Estoy privando a mi carne de todos sus gustos vanos y me estoy centrando en hacer tesoros en el cielo. Que bue